El Día de Todos los Santos es una tradición católica instituida en honor a todos los santos, conocidos y desconocidos del mundo moderno, según el papa Urbano IV, para compensar cualquier falta a las fiestas de los santos durante el año por parte de los fieles.
En España y en otros muchos lugares del mundo se celebra la tradición de honrar y traer a nuestra memoria a las personas que han muerto.
Los cementerios se llenan de flores.
Las familias recuerdan aquellas personas queridas que no están, que se fueron...
En muchos países el invierno está asociado a la estación más lúgubre y fría.
La "muerte" de la Naturaleza (antes del sobre calentamiento del planeta, se iniciaba cuarenta días después del equinoccio de otoño (22 de septiembre), precisamente con el Día de Todos los Santos, el 1 de Noviembre.
La Iglesia primitiva acostumbraba a celebrar el aniversario de la muerte de un mártir en el lugar del martirio.
Frecuentemente, los grupos de mártires morían el mismo día, lo cual condujo naturalmente a una celebración común.
Pero la Iglesia, creyendo que cada mártir debía ser venerado,
señaló un día en común para todos.
La primera muestra de ello se remonta a Antioquía en el Domingo antes de Pentecostés.
En la persecución de Diocleciano, el número de mártires llegó a ser tan grande,
que no se podía separar un día para asignársela.