Con la tortura se trata de destruir
la personalidad de la víctima despreciando la dignidad intrínseca
de todo ser humano. Las Naciones
Unidas han
condenado desde sus comienzos la práctica de la tortura
por ser uno de los actos más aborrecibles que los seres humanos
cometen contra sus semejantes.
La
tortura se considera un crimen en el derecho internacional. En todos
los instrumentos internacionales la tortura está absolutamente
prohibida y no puede justificarse en ninguna circunstancia.
Esta
prohibición forma parte del derecho internacional consuetudinario,
lo que significa que es vinculante para todos los miembros de la
comunidad internacional, aun si un Estado no ha ratificado los
tratados internacionales en los que se prohíbe explícitamente la
tortura.
La práctica sistemática y generalizada de la tortura
constituye un crimen contra la humanidad.
El
12 de diciembre de 1997, la Asamblea, por recomendación del Consejo
Económico y Social (decisión
1997/251),
proclamó el 26 de junio Día Internacional de las Naciones Unidas
en Apoyo de las Víctimas de la Tortura (resolución
52/149),
con vistas a la erradicación total de la tortura y a la aplicación
efectiva de la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas
Crueles, Inhumanos o Degradantes (resolución
39/46),
que entró en vigor el 26 de junio de 1987.
Para
recuperarse de la tortura se requieren programas especializados de
rápida actuación. El trabajo de los centros de rehabilitación y
de las organizaciones de todo el mundo han demostrado que las
víctimas pueden hacer la transición desde el horror a la curación.
Fuente: ONU